Los actores no estatales en la política regional. El caso del MERCOSUR
INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo se hará un acercamiento en la importancia de la participación de los actores no estatales en el proceso de integración regional del MERCOSUR, así como su influencia en la toma de decisiones de los Estados Miembros en la definición de la política regional. Los actores no estatales a ser considerados principalmente serán las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y las Empresas Multinacionales (EMN).
Se hará una revisión de la teoría de las relaciones internacionales focalizándose en la conceptualización de la incidencia de los actores domésticos e internacionales en el sistema internacional. Análisis necesario dado que nos enfrentamos a un cambio de paradigma ya anunciado por muchos autores de la caducidad de la escuela clásica del realismo que niega en el sistema internacional todo actor que no sea el Estado. Aún cuando más adelante, el neorrealismo reconozca que el Estado es el actor principal y que existen otros actores que surgen en la segunda imagen de Kenneth Waltz, en el área doméstica, esta escuela de pensamiento niega que sean determinantes para la tercera imagen que es la del escenario internacional.
Nos detendremos para analizar la participación de los actores no estatales en las instituciones del MERCOSUR y cómo éstas fueron concebidas para su inclusión en la política regional como estrategia de gobernanza y en pos de una integración política y social además de la integración económica de la unión aduanera.
Describiremos los espacios institucionales creados en el MERCOSUR, tales son el Foro Consultivo Económico- Social (FCES), el Instituto Social del MERCOSUR (ISM), los Grupos Técnicos, así como los consejos consultivos en las cancillerías de los países dentro del mismo proyecto regional del MERCOSUR, el Consejo Industrial del MERCOSUR (CIM), para dar lugar al protagonismo de los actores no estatales.
Insinuaremos cuánto influyen a partir del análisis institucional aunque quedará para un trabajo más preciso pendiente en el futuro la medición del impacto real.
EL objetivo del presente trabajo es demostrar que en la política regional, en un órgano intergubernamental como es el MERCOSUR, no es asunto exclusivo de los Estados sino que incluye también a los actores no estatales o subnacionales.
ACERCAMIENTO TEÓRICO
En el siglo XXI ya es un consenso académico que la sociedad civil traspasa la esfera doméstica a la internacional y que tiene un rol de importancia en la política internacional. Así lo afirma Mary Kaldor: “la sociedad civil ya no se limita a las fronteras del Estado territorial” y “la sociedad civil está en proceso de ayudar a constituir y de ser constituido por un sistema global de normas”. Por otro lado, Thomas Risse bien indicaba que así como en la década del setenta se focalizaban los estudios de las Relaciones Internacionales en el sector privado de las empresas multinacionales, en los noventa se han focalizado en el sector de las organizaciones sin fines de lucro transnacionales. Por ello, a la hora de hablar de la política regional en una organización intergubernamental como es el MERCOSUR, es importante incluir a los demás actores que participan de dichas instituciones, que no se limitan exclusivamente a los Estados Miembros.
Contemplamos a estos dos actores no estatales, la sociedad civil u Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y el sector empresarial, sean empresas nacionales con intereses internacionales, empresas transnacionales o multinacionales (EMN), que influyen en la toma de decisiones de los Gobiernos a nivel estatal y a nivel regional en las instituciones de integración regional.
Entre las escuelas de las relaciones internacionales que consideran a estos actores podremos mencionar a la escuela inglesa y al constructivismo, así como desde la ciencia política el aporte que hace el pluralismo. Cada una de estas corrientes de pensamiento nos dará herramientas de análisis para abordar la problemática en cuestión.
En primer lugar, la escuela inglesa, en la cual podemos mencionar a Manning y a Bull como autores referentes, hace foco en las interacciones y los elementos de cooperación entre los actores dando pie a comprender el presente sistema internacional donde los actores no estatales han ido incrementando su poder de influencia y participación. Hedley Bull se cuestionará la existencia de la sociedad internacional, como sociedad anárquica, reconociéndole las características de una sociedad más allá de la figura del orden establecido por el Estado, sino el orden establecido por normas y costumbres. Si bien una institución regional es el acuerdo de los Estados, para que ello sea aprobado a nivel doméstico, es necesaria la aprobación de actores domésticos, tales los legisladores en el Congreso que a su vez cuidarán de responder a la voluntad de sus votantes y complacer a ciertos intereses del lobby empresarial o la presión de la sociedad civil.
Es de importancia estudiar el enfoque que se realiza sobre las reglas, normas internacionales, así como las instituciones y sociedad internacional para abordar el tema de los actores no estatales y su accionar político, diplomático y de cooperación en el sistema internacional. Por ello, recordamos la interpretación de Bull sobre las reglas que hacen al orden internacional, entre ellas, la cooperación entre Estados, punto inicial de todo proceso de integración regional. Reglas que no son suficientes por sí mismas sino que deben ser comunicadas, interpretadas, legitimadas, protegidas por instituciones de la sociedad internacional ya sea balance de poder, leyes internacionales, diplomacia, concierto de grandes potencias. Si bien Bull no llegó a estudiar a la sociedad civil como la conocemos en la actualidad, dejó abierta, en el marco teórico por él construido, la posibilidad de considerar otros actores que no sean el Estado con poder de influencia en el sistema internacional. Este concepto de las reglas, normas internacionales y la cooperación entre Estados, da el marco teórico al fortalecimiento de la política regional en instituciones como es el MERCOSUR.
En segundo lugar, la escuela constructivista de Ruggie o Wendt, puede encontrarse convergencia con la escuela inglesa, según indica Tim Dunne porque ambas se fijan en el orden interestatal como una esfera social fundamental donde agentes como los Estados socializan siguiendo reglas y convenciones. Normas internacionales que dan lugar a acuerdos, a la cooperación y a la fortaleza de los lazos de interdependencia estableciendo nuevas instituciones a nivel regional, intergubernamental. En la visión constructivista es en la interacción entre los agentes donde cada uno de ellos define su identidad frente al otro. Interacción que considerando al Estado no como un todo sino como la suma de agentes nacionales que lo constituye como tal. Las instituciones regionales se construyen contemplando esta realidad. El Estado como el mayor decisor, como el actor protagónico dentro del sistema regional pero incluyendo a los demás actores del cuerpo político.
Traspasándolo a la identidad regional, se podría decir que es a través de la interacción entre los Estados Miembros de un Organismos Regional como es el MERCOSUR, con otros organismos regionales, tal es la Unión Europea en donde se podrá forjar la identidad regional. También así, por la interacción de los actores a nivel doméstico y el intercambio con los demás actores domésticos de los demás Estados miembros se va forjando una identidad común al colectivo necesaria para legitimar las decisiones regionales a nivel nacional, que aprobarán ceder en ciertos puntos en pos de un bien general de la región que redundará en un bien nacional.
Esto debe ser comprendido y internalizado por la ciudadanía a fin de evitar una mala percepción de conflictos entre los intereses nacionales con los regionales. Especialmente en el caso del MERCOSUR se da este temor, dado que el proceso de integración se dio al mismo tiempo de una apertura brusca de los mercados para fomentar la inversión extranjera pero donde las industrias nacionales dejaron de ser competitivas, aumentando el desempleo y fomentando una sociedad civil, sindicatos y asociaciones gremiales en contra de dicha apertura tanto hacia la región como hacia el resto del mundo. Las Centrales Sindicales de los países miembros, fortalecieron su articulación por medio de la Coordinadora de centrales Sindicales del Cono Sur (CCSC), desde la actuación de ella, ha habido una presencia constante en las reuniones importantes del MERCOSUR, buscando colocar en la agenda las demandas de los trabajadores. (Wanderley) . Aunque, años más tarde ante la iniciativa del ALCA por parte de los Estados Unidos, el proyecto del MERCOSUR fue utilizado por los trabajadores, sindicatos y gremios para confrontarse con los intereses del norte, defendiendo la economía regional que podría ir en detrimento si se hubiera concretado dicha iniciativa, según la percepción de este sector. Entonces, si bien es relativo, se podría observar cómo se fue arraigando la identidad regional con el trascurrir del tiempo pero ante la interacción con otros actores, vistos en este caso como amenaza externa.
La Unión Europea, para llegar a la actualidad, buscó el forjamiento de la identidad regional a través de la interacción de actores no estatales, de la sociedad civil, y participación de la ciudadanía en la búsqueda de consensos. Es decir, en el proceso de integración regional y de construcción de una identidad regional, la participación de la ciudadanía en forma individual u organizada. “El complejo proceso de construcción de la Europa comunitaria ha requerido un esfuerzo especial por parte de las instituciones comunitarias en el sentido de facilitar la comprensión y acercamiento de los ciudadanos europeos a los cambios y posibilidades que ofrece el modelo de integración comunitario” .
Se dice que el MERCOSUR ha imitado mucho de su institucionalidad y de sus procesos de integración a la Unión Europea (UE), y esta sería una de los casos. Asimismo, se ha dado, en los procesos de negociación que en el año 2004 hubiera cerrado en un acuerdo interregional y en el 2010 retomado, interacción y participación de actores no estatales, tanto ONG como EMN en lo que se ha conocido como los Foros Euro-latinoamericanos.
De todas maneras, dependiendo de la ubicación territorial habrá mayor o menor conocimiento e identidad del MERCOSUR. En las zonas de frontera, en el norte de Argentina, particularmente las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones que lindan con Uruguay, con Rio Grande do Sul y Santa Catarina, estados de Brasil, así como con Paraguay, se mezclan las cultras de los cuatro países y existe una identidad regional previa incluso al MERCOSUR. Elizabeth Jelin bien señala que las zonas de fronteras es donde se producen las identidades trasnacionales. Las fronteras son lugares de separación y de unidad. Así como puede ser motivo de guerra y conflicto internacional, puede ser motivo de unidad cultural y lingüística. En el norte de Argentina se habla portugués o la mayoría de su población comprende el idioma del país vecino lusitano.
En tercer lugar, vemos al pluralismo los actores estatales son importantes en la política internacional donde el Estado no es visto como un actor unitario sino que está compuesto por grupos de intereses y el cual no necesariamente toma las decisiones en procesos racionales sino que puede ser influenciado por estos intereses y presiones tanto de actores domésticos como internacionales. Actores que influyen y determinan la elección de las autoridades que gobiernan y se encuentran en el poder a nivel nacional en representación del Estado.
Por lo visto no se puede desconocer la incidencia de los actores domésticos en la política estatal y por consecuencia en la regional. No se puede desconocer la importancia de la participación ciudadanía como garantía de la institucionalidad democrática, tanto a nivel nacional como regional. Isidoro Cheresky , doctor en ciencias sociales e investigador argentino dedicado a temas como la participación política y sociedad civil, recuerda que el ideal republicano de la sociedad civil está asociado a un sistema de relaciones sociales animado por la reivindicación y práctica de derechos. Es este el caso de los países del MERCOSUR donde se ha dado en primer lugar para defender la protección de sus derechos como ciudadanos libres y en segundo lugar para fortalecer las instituciones regionales forjando una identidad común.
La participación ciudadana fortalece las instituciones democráticas tan débiles en los casos de los países del MERCOSUR, pues ayudan a poner contrapeso y control que debería estar dado entre la misma división de poderes del ejecutivo, legislativo y judicial, pero por razones personalistas y autoritarias de un presidencialismo viciado, o prácticas de corrupción se desvirtúa. Lamentablemente en estos países existe una escasa participación ciudadana que mantiene una cultura democrática débil. Autores latinoamericanos coinciden en “tanto la crisis del Estado populista latinoamericano y su relación con los grupos sociales, como la adopción de modelos económicos neoliberales están contextualizando la emergencia de la sociedad civil y produciendo profundos cambios en la región”. Entonces, exclusión social dada por falsos gobiernos populistas que se quedan en el discurso y no la acción política para incluir a la sociedad civil, abrirse al diálogo de todos los sectores empresariales y de trabajadores, así como la exclusión social generada por la misma dinámica de una economía de libre mercado donde la regulación del Estado no sólo es nula o falla sino también es corrupta. Jean Grugel , profesora y doctora en ciencia Política de una universidad británica, advierte que la exclusión de la ciudadanía social de la agenda política del MERCOSUR puede amenazar la legitimidad y la gobernanza regional.
La pérdida de legitimidad y de poder de los Estados es algo ya consensuado por muchos cientistas políticos. Aquí nos detenemos en el concepto de la declinación de la autoridad de los Estados en manos del poder económico que van tomando cada vez un rol más importante en la política internacional. Concepto que desarrolló muy bien en los años setenta la economista de la escuela inglesa Susan Strange, el cual se puede resumir en la siguiente frase: [“En donde los Estados una vez fueron los amos del mercado, ahora es el mercado el cual, en varios temas cruciales, son los amos sobre los Gobiernos de los Estados”] Por otro lado, hace énfasis en el nuevo papel del empresariado en la diplomacia y en la agenda de las relaciones internacionales .
Un ejemplo de cómo los intereses económicos privados interfieren en los procesos de integración, y la influencia de la sociedad civil en las decisiones políticas y relaciones diplomáticas ha sido el conflicto surgido entre la República Argentina y la República Oriental del Uruguay a raíz de la instalación de una empresa papelera europea en territorio uruguayo y siendo acusada esta de contaminar las aguas binacionales del Río Uruguay llevando el caso a la Corte de La Haya. El corte del paso del Puente Internacional iniciado por la sociedad civil del lado entrerriano en Noviembre de 2006 que comunica a la ciudad argentina de Gualeguaychú con la uruguaya Fray Bentos atrajo un conflicto en la política regional . Además del conflicto diplomático de ambos países, el detenimiento obligado de las negociaciones para la profundización de la integración hasta que no se resolviera el conflicto.
Así es como también ha sido una prueba de las instituciones mismas del MERCOSUR que debieron afrontar un conflicto que tuvo repercusiones a nivel económico, ambiental y social.
LOS ACTORES SON ESTATALES EN LAS INSTITUCIONES DEL MERCOSUR
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR), desde su creación por el Tratado de Asunción en 1991, buscó la integración de los mercados de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y con el Protocolo de Ouro Preto en 1994 en adelante, se fueron ampliando la agenda de integración y las instituciones del proyecto regional. A pesar de sus motivos principalmente de integración económica en sus inicios, se ha manifestado dentro del marco organizacional del la intención de promover la participación ciudadana, no sólo en manifiestos y declaraciones sino claramente en los espacios creados especialmente con dicha función en la estructura organizacional.
En los primeros años se veía incipiente la voluntad política de que funcione así como se propuso pero permaneció sin embargo débil. Será recién en la última década que comenzará a tomar relevancia o costumbre, por ejemplo, las reuniones de consulta a las organizaciones no gubernamentales, las asociaciones empresariales y sectoriales.
En la creación del Parlamento del Mercosur se concibe la participación de la sociedad civil “La creación del Parlamento subregional se justifica ampliamente si se considera la necesaria participación de la sociedad civil, participación que merece asumir a través de sus representantes”… Debemos avanzar, a su vez, en un formato democrático en la toma de decisiones en el MERCOSUR y el compromiso intenso de los partidos políticos y de la sociedad civil en la construcción de la integración.
Se reiteraron la importancia de los aportes de la sociedad civil en todos los aspectos del proceso de integración, recibido a través de las recomendaciones emanadas del Foro Consultivo Económico y Social.
La participación de actores no estatales no se da únicamente a través de medios institucionales, como puede darse en el caso del MERCOSUR por el Foro Consultivo Económico-Social (FCES), u foros consultivos creados, como fue el ejemplo de la iniciativa de la Cancillería Argentina, que con una sociedad civil fuerte gestó un espacio institucional de participación, las Consultas en las Reuniones Técnicas, sino también por medios informales, auto-organización, el trabajo en redes, etc.
En las políticas de integración se involucran a los actores de la sociedad civil a fin de legitimar a nivel doméstico las decisiones tomadas a nivel regional. La creación de los foros consultivos de la sociedad civil del MERCOSUR en los Ministerios de Relaciones Exteriores, sirven de mesas permanentes de diálogo, y de presentación de iniciativas y demandas por aparte de la sociedad civil a las autoridades regionales. Además, de que sirven para acostumbrar, crear cultura de participación e intercambio regional con pares de la sociedad civil de los demás países. Así, se van forjando esa identidad regional condición para la política regional, tal como se lo ha mencionado en el presente trabajo anteriormente. Iniciativas como los Cursos en Línea “Todos Somos MERCOSUR” son afines a generar identidad de la ciudadanía. Sin embargo, algunos autores como es el caso de Jean Grugel (2005) coinciden en afirmar que la participación en estas instituciones no es tan de “todos” sino muy de elite, incluso las Organizaciones de la Sociedad civil que llegan a los espacios institucionales son aquellas con mayor poder, recursos y perteneciente a una elite intelectual. Esta afirmación es fácilmente deducible en los casos de la misma exclusión territorial, donde son las ONG ubicadas en las capitales o ciudades más grandes las que logran este lugar privilegiado, encontrándose entonces mejor representados que el resto de la población.
Las reuniones llevadas a cabo en forma previa a las cumbres del MERCOSUR por parte de la sociedad civil consultados en la agenda institucional o lo que llaman ahora las Cumbres Sociales del MERCOSUR, son otro ejemplo de participación de los actores no estatales en la política regional. Las Reuniones de los Grupos Técnicos con técnicos pautadas por agendas temáticas, es participación institucionalizada. Los observatorios y redes , programas solidarios interregional son formas de participación espontánea y voluntaria pero no institucionalizada. No quiere decir, que no sea una costumbre ya arraigada, sino simplemente que no pertenece a la formalidad de las actividades del cronograma oficial, por más que luego se reciban documentos, recomendaciones y demandas por partes de esos.
La dimensión social del MERCOSUR ha tenido un nuevo acento por la creación del Instituto Social del MERCOSUR (ISM), en el año 2007 a fin de fortalecer el proceso de integración y promover el desarrollo humano integra. La Sede se encuentra en Paraguay y luego de un año se nombró su directora, por lo que su trabajo es muy reciente como para poder comentar resultados de su gestión y del impacto real que pueda tener en la toma de decisiones regionales.
El objetivo de la creación de estos espacios de participación social, según Wanderley está la de la visibilidad social y transparencia, la de control social, representación de intereses colectivos, democratización ampliando los foros de decisión política y crear cultura política.
Para detenernos un poco en la incidencia de los actores no estatales del sector privado con fines de lucro, es decir las empresas, se puede comenzar mencionando la costumbre de que a los viajes presidenciales sea acompañada por una delegación de empresarios a fin de fomentar la comercialización y la inversión extranjera directa, como puntos a fortalecer en el proceso de integración regional.
Ante la caída de la figura del Estado como actor predominante en lo referente a la economía, con el resurgimiento del neoliberalismo, y ante un mundo globalizado que potencia a los demás actores se verá como se encuentra disminuida su determinación en la integración económica sujeta a los intereses privados y a los fines de lucro del empresariado que de cumplirse también atraerían beneficios para el interés general de la sociedad nacional y regional. En un argumento positivo el rol del empresariado en los procesos de integración regional está dado para aumentar la inversión directa, crear empleo, potenciar el intercambio comercial, mejorar la competitividad, facilitar el desarrollo y la cooperación tecnológica a nivel regional así enfrentar desafíos globales, etc. Por el contrario, en un argumento negativo del rol del empresariado puede hacer que se enfrenten los intereses nacionales en perjuicio del interés regional, frenar procesos de negociación para el fortalecimiento del bloque debido a intereses sectoriales.
Los intereses sectoriales, de grupos empresariales internacionales o las EMN se han adueñado de los procesos económicos hacia la regionalización. “Una de las experiencias más interesantes es la del MERCOSUR, pues la integración regional de los países que lo forman responden al proceso general y a los intereses de las empresas transnacionales y oligarquías locales, pero no a las necesidades socio-económicas, políticas, ambientales y culturales de los ciudadanos” . Esta elite empresarial no sólo participan de las negociaciones sino son muchas veces los que marcan la agenda de negociación en búsqueda de mejorar ventajas competitivas en la comercialización. Ya está tan establecido que sea así que ha buscado su institucionalización de estos procesos decisorios en el MERCOSUR. “El Consejo Industrial del MERCOSUR (CIM), compuesto por el CNI de Brasil, la Unión Industrial de Argentina (UIA), la Unión Industrial del Paraguay (UIP), y la Cámara de Industrias de Uruguay (CIU), presentó dos demandas vinculadas con su reconocimiento: la institucionalización del CIM, como principal instrumento para la consolidación de políticas de competitividad industrial en el MERCOSUR y una participación más activa en las negociaciones de los cuatro con el resto de la ALADI” .
Es parte de las premisas que en un proceso de integración regional, como es el del MERCOSUR, principalmente se trata de integración económica para luego expandirse y profundizar la integración de los pueblos en otros aspectos como el político, el social, el cultural, etc. La institucionalidad del esquema de integración elegido por sus Estados Miembros es de un formato intergubernamental, burocrático por poseer tres instituciones decisorias y concentrarse la toma de decisiones en las agencias nacionales (Mariana Vázquez 2009). Aunque las decisiones deban ser ratificadas por los Congresos Nacionales, los avances en el proceso de integración se atienen a las decisiones de los presidentes, dependiendo de la voluntad política y recaen informalmente en los líderes políticos que se ven influenciados muchas veces por el lobby empresarial nacional.
El Foro Consultivo Económico- Social (FCES), creado en 1994 es «un organismo de representación de los sectores económicos y sociales de los países del Mercosur, representados por organizaciones de empresarios y trabajadores y organizaciones de la sociedad civil de los cuatro países». De todas maneras fue recién en 1996 que se comenzaron con estas prácticas que se puso a la práctica. Aunque bien intencionado, pareciera de todas maneras ser aún débil, según la opinión de algunos autores una baja incidencia en el proceso de integración y no haber operado en la práctica como una instancia de consulta por parte de la estructura política.
Según lo que nos recuerdan Grandi y Bizzozero “El Mercado Común del Sur debe ser ubicado en el contexto de los nuevos regionalismos que se han vinculado con el proceso de globalización buscando un mejor posicionamiento competitivo en el mercado internacional”. Por lo que debemos ponernos en la mentalidad de los empresarios que buscan optimizar ganancias y ganar mercados a partir de estos procesos de integración y mantenerse competitivos a nivel mundial. No cabe duda que sus intereses van a verse mezclados en la política regional, cuando son protagonistas de los procesos de negociación.
Los autores mencionados insinúan que los intereses de estos actores privados, las empresas de los Estados Miembros o Partes, trascienden las fronteras para ampliar su círculo de influencia a nivel regional a la tecnoburocracia de integración. Esto es comisiones, reuniones técnicas, Foro Consultivo, acuerdos descentralizados (ciudades y provincias), etc.
Cada uno de los grupos de actores responde a sus intereses, que procuran hacer compatibles en el marco de cooperación económica y social de integración regional. O no. Un motivo más por el cual recomendar ampliar los espacios, diversificar la participación y asegurar de que las instituciones del MERCOSUR sean realmente de política inclusiva.
CONCLUSIÓN
Luego de hacer un mero recuento de lo que implica a nivel teórico y práctico la participación de actores no estatales en las políticas de los Gobiernos de la región, observar su incipiente institucionalización y la curva de crecimiento de la cultura política por parte tanto de ONG como de empresas, podemos concluir que aún están débiles los cimientos que dan lugar a que este fenómeno sea posible. Tanto de las instituciones estatales como regionales deben crear más espacios de participación ciudadana para fortalecerse, enriquecerse y legitimarse para ser más viables todas las políticas económicas, políticas y sociales que procuren implementarse en este ámbito.
Esto daría lugar a una concepción de instituciones de democracia semi-directa que reformularían la idea de democracia representativa histórica de los Estados Miembros. Será en respuesta a la misma debilidad institucional, la deslegitimación de los Estados que será necesario fortalecer la democracia no limitando la participación de la ciudadanía al simple voto y elección de sus representantes, sino también haciendo conocer su voluntad en los procesos de toma de decisiones. Es por la misma crisis de representatividad que la ciudadanía se ve obligada a participar por canales alternativos a fin de asegurar el orden social y político deseado. De todas maneras me sumo a la salvedad que realiza Wanderley de que “conviene evitar el análisis de aquellas visiones que satanizan el Estado y vanaglorian la sociedad civil caracterizándola como espacio de toda la positividad, mientras el Estado encarnaría toda la negatividad” . La sociedad civil ayuda a fortalecer la democracia y suplir vicios, pero no puede suplir el mismo sistema político. Además, que la sociedad civil nada tiene que ver con la representatividad, pues es a veces sectores muy minoritarios los que generan los cambios y la influencia en las políticas que afectarán a la mayoría por mismo vicio del uso de lobby, en el sentido negativo de la palabra.
Por último, coincido con las conclusiones de Grandi y Bizzazano de que la ubicación activa de los principales actores nacionales y subregionales coadyuvará a que el tejido intersocietal se afirme y el embrión de sociedad civil en gestación del MERCOSUR se consolide, así como su nivel de ambición y sus desafíos es de largo aliento.
El camino de la integración del MERCOSUR está aún muy incipiente en lo económico que fue el motivo principal de la decisión de los Estados de crearlo, más aún el proceso de integración social.
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En el presente trabajo se hará un acercamiento en la importancia de la participación de los actores no estatales en el proceso de integración regional del MERCOSUR, así como su influencia en la toma de decisiones de los Estados Miembros en la definición de la política regional. Los actores no estatales a ser considerados principalmente serán las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y las Empresas Multinacionales (EMN).
Se hará una revisión de la teoría de las relaciones internacionales focalizándose en la conceptualización de la incidencia de los actores domésticos e internacionales en el sistema internacional. Análisis necesario dado que nos enfrentamos a un cambio de paradigma ya anunciado por muchos autores de la caducidad de la escuela clásica del realismo que niega en el sistema internacional todo actor que no sea el Estado. Aún cuando más adelante, el neorrealismo reconozca que el Estado es el actor principal y que existen otros actores que surgen en la segunda imagen de Kenneth Waltz, en el área doméstica, esta escuela de pensamiento niega que sean determinantes para la tercera imagen que es la del escenario internacional.
Nos detendremos para analizar la participación de los actores no estatales en las instituciones del MERCOSUR y cómo éstas fueron concebidas para su inclusión en la política regional como estrategia de gobernanza y en pos de una integración política y social además de la integración económica de la unión aduanera.
Describiremos los espacios institucionales creados en el MERCOSUR, tales son el Foro Consultivo Económico- Social (FCES), el Instituto Social del MERCOSUR (ISM), los Grupos Técnicos, así como los consejos consultivos en las cancillerías de los países dentro del mismo proyecto regional del MERCOSUR, el Consejo Industrial del MERCOSUR (CIM), para dar lugar al protagonismo de los actores no estatales.
Insinuaremos cuánto influyen a partir del análisis institucional aunque quedará para un trabajo más preciso pendiente en el futuro la medición del impacto real.
EL objetivo del presente trabajo es demostrar que en la política regional, en un órgano intergubernamental como es el MERCOSUR, no es asunto exclusivo de los Estados sino que incluye también a los actores no estatales o subnacionales.
ACERCAMIENTO TEÓRICO
En el siglo XXI ya es un consenso académico que la sociedad civil traspasa la esfera doméstica a la internacional y que tiene un rol de importancia en la política internacional. Así lo afirma Mary Kaldor: “la sociedad civil ya no se limita a las fronteras del Estado territorial” y “la sociedad civil está en proceso de ayudar a constituir y de ser constituido por un sistema global de normas”. Por otro lado, Thomas Risse bien indicaba que así como en la década del setenta se focalizaban los estudios de las Relaciones Internacionales en el sector privado de las empresas multinacionales, en los noventa se han focalizado en el sector de las organizaciones sin fines de lucro transnacionales. Por ello, a la hora de hablar de la política regional en una organización intergubernamental como es el MERCOSUR, es importante incluir a los demás actores que participan de dichas instituciones, que no se limitan exclusivamente a los Estados Miembros.
Contemplamos a estos dos actores no estatales, la sociedad civil u Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y el sector empresarial, sean empresas nacionales con intereses internacionales, empresas transnacionales o multinacionales (EMN), que influyen en la toma de decisiones de los Gobiernos a nivel estatal y a nivel regional en las instituciones de integración regional.
Entre las escuelas de las relaciones internacionales que consideran a estos actores podremos mencionar a la escuela inglesa y al constructivismo, así como desde la ciencia política el aporte que hace el pluralismo. Cada una de estas corrientes de pensamiento nos dará herramientas de análisis para abordar la problemática en cuestión.
En primer lugar, la escuela inglesa, en la cual podemos mencionar a Manning y a Bull como autores referentes, hace foco en las interacciones y los elementos de cooperación entre los actores dando pie a comprender el presente sistema internacional donde los actores no estatales han ido incrementando su poder de influencia y participación. Hedley Bull se cuestionará la existencia de la sociedad internacional, como sociedad anárquica, reconociéndole las características de una sociedad más allá de la figura del orden establecido por el Estado, sino el orden establecido por normas y costumbres. Si bien una institución regional es el acuerdo de los Estados, para que ello sea aprobado a nivel doméstico, es necesaria la aprobación de actores domésticos, tales los legisladores en el Congreso que a su vez cuidarán de responder a la voluntad de sus votantes y complacer a ciertos intereses del lobby empresarial o la presión de la sociedad civil.
Es de importancia estudiar el enfoque que se realiza sobre las reglas, normas internacionales, así como las instituciones y sociedad internacional para abordar el tema de los actores no estatales y su accionar político, diplomático y de cooperación en el sistema internacional. Por ello, recordamos la interpretación de Bull sobre las reglas que hacen al orden internacional, entre ellas, la cooperación entre Estados, punto inicial de todo proceso de integración regional. Reglas que no son suficientes por sí mismas sino que deben ser comunicadas, interpretadas, legitimadas, protegidas por instituciones de la sociedad internacional ya sea balance de poder, leyes internacionales, diplomacia, concierto de grandes potencias. Si bien Bull no llegó a estudiar a la sociedad civil como la conocemos en la actualidad, dejó abierta, en el marco teórico por él construido, la posibilidad de considerar otros actores que no sean el Estado con poder de influencia en el sistema internacional. Este concepto de las reglas, normas internacionales y la cooperación entre Estados, da el marco teórico al fortalecimiento de la política regional en instituciones como es el MERCOSUR.
En segundo lugar, la escuela constructivista de Ruggie o Wendt, puede encontrarse convergencia con la escuela inglesa, según indica Tim Dunne porque ambas se fijan en el orden interestatal como una esfera social fundamental donde agentes como los Estados socializan siguiendo reglas y convenciones. Normas internacionales que dan lugar a acuerdos, a la cooperación y a la fortaleza de los lazos de interdependencia estableciendo nuevas instituciones a nivel regional, intergubernamental. En la visión constructivista es en la interacción entre los agentes donde cada uno de ellos define su identidad frente al otro. Interacción que considerando al Estado no como un todo sino como la suma de agentes nacionales que lo constituye como tal. Las instituciones regionales se construyen contemplando esta realidad. El Estado como el mayor decisor, como el actor protagónico dentro del sistema regional pero incluyendo a los demás actores del cuerpo político.
Traspasándolo a la identidad regional, se podría decir que es a través de la interacción entre los Estados Miembros de un Organismos Regional como es el MERCOSUR, con otros organismos regionales, tal es la Unión Europea en donde se podrá forjar la identidad regional. También así, por la interacción de los actores a nivel doméstico y el intercambio con los demás actores domésticos de los demás Estados miembros se va forjando una identidad común al colectivo necesaria para legitimar las decisiones regionales a nivel nacional, que aprobarán ceder en ciertos puntos en pos de un bien general de la región que redundará en un bien nacional.
Esto debe ser comprendido y internalizado por la ciudadanía a fin de evitar una mala percepción de conflictos entre los intereses nacionales con los regionales. Especialmente en el caso del MERCOSUR se da este temor, dado que el proceso de integración se dio al mismo tiempo de una apertura brusca de los mercados para fomentar la inversión extranjera pero donde las industrias nacionales dejaron de ser competitivas, aumentando el desempleo y fomentando una sociedad civil, sindicatos y asociaciones gremiales en contra de dicha apertura tanto hacia la región como hacia el resto del mundo. Las Centrales Sindicales de los países miembros, fortalecieron su articulación por medio de la Coordinadora de centrales Sindicales del Cono Sur (CCSC), desde la actuación de ella, ha habido una presencia constante en las reuniones importantes del MERCOSUR, buscando colocar en la agenda las demandas de los trabajadores. (Wanderley) . Aunque, años más tarde ante la iniciativa del ALCA por parte de los Estados Unidos, el proyecto del MERCOSUR fue utilizado por los trabajadores, sindicatos y gremios para confrontarse con los intereses del norte, defendiendo la economía regional que podría ir en detrimento si se hubiera concretado dicha iniciativa, según la percepción de este sector. Entonces, si bien es relativo, se podría observar cómo se fue arraigando la identidad regional con el trascurrir del tiempo pero ante la interacción con otros actores, vistos en este caso como amenaza externa.
La Unión Europea, para llegar a la actualidad, buscó el forjamiento de la identidad regional a través de la interacción de actores no estatales, de la sociedad civil, y participación de la ciudadanía en la búsqueda de consensos. Es decir, en el proceso de integración regional y de construcción de una identidad regional, la participación de la ciudadanía en forma individual u organizada. “El complejo proceso de construcción de la Europa comunitaria ha requerido un esfuerzo especial por parte de las instituciones comunitarias en el sentido de facilitar la comprensión y acercamiento de los ciudadanos europeos a los cambios y posibilidades que ofrece el modelo de integración comunitario” .
Se dice que el MERCOSUR ha imitado mucho de su institucionalidad y de sus procesos de integración a la Unión Europea (UE), y esta sería una de los casos. Asimismo, se ha dado, en los procesos de negociación que en el año 2004 hubiera cerrado en un acuerdo interregional y en el 2010 retomado, interacción y participación de actores no estatales, tanto ONG como EMN en lo que se ha conocido como los Foros Euro-latinoamericanos.
De todas maneras, dependiendo de la ubicación territorial habrá mayor o menor conocimiento e identidad del MERCOSUR. En las zonas de frontera, en el norte de Argentina, particularmente las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones que lindan con Uruguay, con Rio Grande do Sul y Santa Catarina, estados de Brasil, así como con Paraguay, se mezclan las cultras de los cuatro países y existe una identidad regional previa incluso al MERCOSUR. Elizabeth Jelin bien señala que las zonas de fronteras es donde se producen las identidades trasnacionales. Las fronteras son lugares de separación y de unidad. Así como puede ser motivo de guerra y conflicto internacional, puede ser motivo de unidad cultural y lingüística. En el norte de Argentina se habla portugués o la mayoría de su población comprende el idioma del país vecino lusitano.
En tercer lugar, vemos al pluralismo los actores estatales son importantes en la política internacional donde el Estado no es visto como un actor unitario sino que está compuesto por grupos de intereses y el cual no necesariamente toma las decisiones en procesos racionales sino que puede ser influenciado por estos intereses y presiones tanto de actores domésticos como internacionales. Actores que influyen y determinan la elección de las autoridades que gobiernan y se encuentran en el poder a nivel nacional en representación del Estado.
Por lo visto no se puede desconocer la incidencia de los actores domésticos en la política estatal y por consecuencia en la regional. No se puede desconocer la importancia de la participación ciudadanía como garantía de la institucionalidad democrática, tanto a nivel nacional como regional. Isidoro Cheresky , doctor en ciencias sociales e investigador argentino dedicado a temas como la participación política y sociedad civil, recuerda que el ideal republicano de la sociedad civil está asociado a un sistema de relaciones sociales animado por la reivindicación y práctica de derechos. Es este el caso de los países del MERCOSUR donde se ha dado en primer lugar para defender la protección de sus derechos como ciudadanos libres y en segundo lugar para fortalecer las instituciones regionales forjando una identidad común.
La participación ciudadana fortalece las instituciones democráticas tan débiles en los casos de los países del MERCOSUR, pues ayudan a poner contrapeso y control que debería estar dado entre la misma división de poderes del ejecutivo, legislativo y judicial, pero por razones personalistas y autoritarias de un presidencialismo viciado, o prácticas de corrupción se desvirtúa. Lamentablemente en estos países existe una escasa participación ciudadana que mantiene una cultura democrática débil. Autores latinoamericanos coinciden en “tanto la crisis del Estado populista latinoamericano y su relación con los grupos sociales, como la adopción de modelos económicos neoliberales están contextualizando la emergencia de la sociedad civil y produciendo profundos cambios en la región”. Entonces, exclusión social dada por falsos gobiernos populistas que se quedan en el discurso y no la acción política para incluir a la sociedad civil, abrirse al diálogo de todos los sectores empresariales y de trabajadores, así como la exclusión social generada por la misma dinámica de una economía de libre mercado donde la regulación del Estado no sólo es nula o falla sino también es corrupta. Jean Grugel , profesora y doctora en ciencia Política de una universidad británica, advierte que la exclusión de la ciudadanía social de la agenda política del MERCOSUR puede amenazar la legitimidad y la gobernanza regional.
La pérdida de legitimidad y de poder de los Estados es algo ya consensuado por muchos cientistas políticos. Aquí nos detenemos en el concepto de la declinación de la autoridad de los Estados en manos del poder económico que van tomando cada vez un rol más importante en la política internacional. Concepto que desarrolló muy bien en los años setenta la economista de la escuela inglesa Susan Strange, el cual se puede resumir en la siguiente frase: [“En donde los Estados una vez fueron los amos del mercado, ahora es el mercado el cual, en varios temas cruciales, son los amos sobre los Gobiernos de los Estados”] Por otro lado, hace énfasis en el nuevo papel del empresariado en la diplomacia y en la agenda de las relaciones internacionales .
Un ejemplo de cómo los intereses económicos privados interfieren en los procesos de integración, y la influencia de la sociedad civil en las decisiones políticas y relaciones diplomáticas ha sido el conflicto surgido entre la República Argentina y la República Oriental del Uruguay a raíz de la instalación de una empresa papelera europea en territorio uruguayo y siendo acusada esta de contaminar las aguas binacionales del Río Uruguay llevando el caso a la Corte de La Haya. El corte del paso del Puente Internacional iniciado por la sociedad civil del lado entrerriano en Noviembre de 2006 que comunica a la ciudad argentina de Gualeguaychú con la uruguaya Fray Bentos atrajo un conflicto en la política regional . Además del conflicto diplomático de ambos países, el detenimiento obligado de las negociaciones para la profundización de la integración hasta que no se resolviera el conflicto.
Así es como también ha sido una prueba de las instituciones mismas del MERCOSUR que debieron afrontar un conflicto que tuvo repercusiones a nivel económico, ambiental y social.
LOS ACTORES SON ESTATALES EN LAS INSTITUCIONES DEL MERCOSUR
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR), desde su creación por el Tratado de Asunción en 1991, buscó la integración de los mercados de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y con el Protocolo de Ouro Preto en 1994 en adelante, se fueron ampliando la agenda de integración y las instituciones del proyecto regional. A pesar de sus motivos principalmente de integración económica en sus inicios, se ha manifestado dentro del marco organizacional del la intención de promover la participación ciudadana, no sólo en manifiestos y declaraciones sino claramente en los espacios creados especialmente con dicha función en la estructura organizacional.
En los primeros años se veía incipiente la voluntad política de que funcione así como se propuso pero permaneció sin embargo débil. Será recién en la última década que comenzará a tomar relevancia o costumbre, por ejemplo, las reuniones de consulta a las organizaciones no gubernamentales, las asociaciones empresariales y sectoriales.
En la creación del Parlamento del Mercosur se concibe la participación de la sociedad civil “La creación del Parlamento subregional se justifica ampliamente si se considera la necesaria participación de la sociedad civil, participación que merece asumir a través de sus representantes”… Debemos avanzar, a su vez, en un formato democrático en la toma de decisiones en el MERCOSUR y el compromiso intenso de los partidos políticos y de la sociedad civil en la construcción de la integración.
Se reiteraron la importancia de los aportes de la sociedad civil en todos los aspectos del proceso de integración, recibido a través de las recomendaciones emanadas del Foro Consultivo Económico y Social.
La participación de actores no estatales no se da únicamente a través de medios institucionales, como puede darse en el caso del MERCOSUR por el Foro Consultivo Económico-Social (FCES), u foros consultivos creados, como fue el ejemplo de la iniciativa de la Cancillería Argentina, que con una sociedad civil fuerte gestó un espacio institucional de participación, las Consultas en las Reuniones Técnicas, sino también por medios informales, auto-organización, el trabajo en redes, etc.
En las políticas de integración se involucran a los actores de la sociedad civil a fin de legitimar a nivel doméstico las decisiones tomadas a nivel regional. La creación de los foros consultivos de la sociedad civil del MERCOSUR en los Ministerios de Relaciones Exteriores, sirven de mesas permanentes de diálogo, y de presentación de iniciativas y demandas por aparte de la sociedad civil a las autoridades regionales. Además, de que sirven para acostumbrar, crear cultura de participación e intercambio regional con pares de la sociedad civil de los demás países. Así, se van forjando esa identidad regional condición para la política regional, tal como se lo ha mencionado en el presente trabajo anteriormente. Iniciativas como los Cursos en Línea “Todos Somos MERCOSUR” son afines a generar identidad de la ciudadanía. Sin embargo, algunos autores como es el caso de Jean Grugel (2005) coinciden en afirmar que la participación en estas instituciones no es tan de “todos” sino muy de elite, incluso las Organizaciones de la Sociedad civil que llegan a los espacios institucionales son aquellas con mayor poder, recursos y perteneciente a una elite intelectual. Esta afirmación es fácilmente deducible en los casos de la misma exclusión territorial, donde son las ONG ubicadas en las capitales o ciudades más grandes las que logran este lugar privilegiado, encontrándose entonces mejor representados que el resto de la población.
Las reuniones llevadas a cabo en forma previa a las cumbres del MERCOSUR por parte de la sociedad civil consultados en la agenda institucional o lo que llaman ahora las Cumbres Sociales del MERCOSUR, son otro ejemplo de participación de los actores no estatales en la política regional. Las Reuniones de los Grupos Técnicos con técnicos pautadas por agendas temáticas, es participación institucionalizada. Los observatorios y redes , programas solidarios interregional son formas de participación espontánea y voluntaria pero no institucionalizada. No quiere decir, que no sea una costumbre ya arraigada, sino simplemente que no pertenece a la formalidad de las actividades del cronograma oficial, por más que luego se reciban documentos, recomendaciones y demandas por partes de esos.
La dimensión social del MERCOSUR ha tenido un nuevo acento por la creación del Instituto Social del MERCOSUR (ISM), en el año 2007 a fin de fortalecer el proceso de integración y promover el desarrollo humano integra. La Sede se encuentra en Paraguay y luego de un año se nombró su directora, por lo que su trabajo es muy reciente como para poder comentar resultados de su gestión y del impacto real que pueda tener en la toma de decisiones regionales.
El objetivo de la creación de estos espacios de participación social, según Wanderley está la de la visibilidad social y transparencia, la de control social, representación de intereses colectivos, democratización ampliando los foros de decisión política y crear cultura política.
Para detenernos un poco en la incidencia de los actores no estatales del sector privado con fines de lucro, es decir las empresas, se puede comenzar mencionando la costumbre de que a los viajes presidenciales sea acompañada por una delegación de empresarios a fin de fomentar la comercialización y la inversión extranjera directa, como puntos a fortalecer en el proceso de integración regional.
Ante la caída de la figura del Estado como actor predominante en lo referente a la economía, con el resurgimiento del neoliberalismo, y ante un mundo globalizado que potencia a los demás actores se verá como se encuentra disminuida su determinación en la integración económica sujeta a los intereses privados y a los fines de lucro del empresariado que de cumplirse también atraerían beneficios para el interés general de la sociedad nacional y regional. En un argumento positivo el rol del empresariado en los procesos de integración regional está dado para aumentar la inversión directa, crear empleo, potenciar el intercambio comercial, mejorar la competitividad, facilitar el desarrollo y la cooperación tecnológica a nivel regional así enfrentar desafíos globales, etc. Por el contrario, en un argumento negativo del rol del empresariado puede hacer que se enfrenten los intereses nacionales en perjuicio del interés regional, frenar procesos de negociación para el fortalecimiento del bloque debido a intereses sectoriales.
Los intereses sectoriales, de grupos empresariales internacionales o las EMN se han adueñado de los procesos económicos hacia la regionalización. “Una de las experiencias más interesantes es la del MERCOSUR, pues la integración regional de los países que lo forman responden al proceso general y a los intereses de las empresas transnacionales y oligarquías locales, pero no a las necesidades socio-económicas, políticas, ambientales y culturales de los ciudadanos” . Esta elite empresarial no sólo participan de las negociaciones sino son muchas veces los que marcan la agenda de negociación en búsqueda de mejorar ventajas competitivas en la comercialización. Ya está tan establecido que sea así que ha buscado su institucionalización de estos procesos decisorios en el MERCOSUR. “El Consejo Industrial del MERCOSUR (CIM), compuesto por el CNI de Brasil, la Unión Industrial de Argentina (UIA), la Unión Industrial del Paraguay (UIP), y la Cámara de Industrias de Uruguay (CIU), presentó dos demandas vinculadas con su reconocimiento: la institucionalización del CIM, como principal instrumento para la consolidación de políticas de competitividad industrial en el MERCOSUR y una participación más activa en las negociaciones de los cuatro con el resto de la ALADI” .
Es parte de las premisas que en un proceso de integración regional, como es el del MERCOSUR, principalmente se trata de integración económica para luego expandirse y profundizar la integración de los pueblos en otros aspectos como el político, el social, el cultural, etc. La institucionalidad del esquema de integración elegido por sus Estados Miembros es de un formato intergubernamental, burocrático por poseer tres instituciones decisorias y concentrarse la toma de decisiones en las agencias nacionales (Mariana Vázquez 2009). Aunque las decisiones deban ser ratificadas por los Congresos Nacionales, los avances en el proceso de integración se atienen a las decisiones de los presidentes, dependiendo de la voluntad política y recaen informalmente en los líderes políticos que se ven influenciados muchas veces por el lobby empresarial nacional.
El Foro Consultivo Económico- Social (FCES), creado en 1994 es «un organismo de representación de los sectores económicos y sociales de los países del Mercosur, representados por organizaciones de empresarios y trabajadores y organizaciones de la sociedad civil de los cuatro países». De todas maneras fue recién en 1996 que se comenzaron con estas prácticas que se puso a la práctica. Aunque bien intencionado, pareciera de todas maneras ser aún débil, según la opinión de algunos autores una baja incidencia en el proceso de integración y no haber operado en la práctica como una instancia de consulta por parte de la estructura política.
Según lo que nos recuerdan Grandi y Bizzozero “El Mercado Común del Sur debe ser ubicado en el contexto de los nuevos regionalismos que se han vinculado con el proceso de globalización buscando un mejor posicionamiento competitivo en el mercado internacional”. Por lo que debemos ponernos en la mentalidad de los empresarios que buscan optimizar ganancias y ganar mercados a partir de estos procesos de integración y mantenerse competitivos a nivel mundial. No cabe duda que sus intereses van a verse mezclados en la política regional, cuando son protagonistas de los procesos de negociación.
Los autores mencionados insinúan que los intereses de estos actores privados, las empresas de los Estados Miembros o Partes, trascienden las fronteras para ampliar su círculo de influencia a nivel regional a la tecnoburocracia de integración. Esto es comisiones, reuniones técnicas, Foro Consultivo, acuerdos descentralizados (ciudades y provincias), etc.
Cada uno de los grupos de actores responde a sus intereses, que procuran hacer compatibles en el marco de cooperación económica y social de integración regional. O no. Un motivo más por el cual recomendar ampliar los espacios, diversificar la participación y asegurar de que las instituciones del MERCOSUR sean realmente de política inclusiva.
CONCLUSIÓN
Luego de hacer un mero recuento de lo que implica a nivel teórico y práctico la participación de actores no estatales en las políticas de los Gobiernos de la región, observar su incipiente institucionalización y la curva de crecimiento de la cultura política por parte tanto de ONG como de empresas, podemos concluir que aún están débiles los cimientos que dan lugar a que este fenómeno sea posible. Tanto de las instituciones estatales como regionales deben crear más espacios de participación ciudadana para fortalecerse, enriquecerse y legitimarse para ser más viables todas las políticas económicas, políticas y sociales que procuren implementarse en este ámbito.
Esto daría lugar a una concepción de instituciones de democracia semi-directa que reformularían la idea de democracia representativa histórica de los Estados Miembros. Será en respuesta a la misma debilidad institucional, la deslegitimación de los Estados que será necesario fortalecer la democracia no limitando la participación de la ciudadanía al simple voto y elección de sus representantes, sino también haciendo conocer su voluntad en los procesos de toma de decisiones. Es por la misma crisis de representatividad que la ciudadanía se ve obligada a participar por canales alternativos a fin de asegurar el orden social y político deseado. De todas maneras me sumo a la salvedad que realiza Wanderley de que “conviene evitar el análisis de aquellas visiones que satanizan el Estado y vanaglorian la sociedad civil caracterizándola como espacio de toda la positividad, mientras el Estado encarnaría toda la negatividad” . La sociedad civil ayuda a fortalecer la democracia y suplir vicios, pero no puede suplir el mismo sistema político. Además, que la sociedad civil nada tiene que ver con la representatividad, pues es a veces sectores muy minoritarios los que generan los cambios y la influencia en las políticas que afectarán a la mayoría por mismo vicio del uso de lobby, en el sentido negativo de la palabra.
Por último, coincido con las conclusiones de Grandi y Bizzazano de que la ubicación activa de los principales actores nacionales y subregionales coadyuvará a que el tejido intersocietal se afirme y el embrión de sociedad civil en gestación del MERCOSUR se consolide, así como su nivel de ambición y sus desafíos es de largo aliento.
El camino de la integración del MERCOSUR está aún muy incipiente en lo económico que fue el motivo principal de la decisión de los Estados de crearlo, más aún el proceso de integración social.
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